Mi maestro inolvidable fué un maestro de literatura de educación secundaria.
Me mostró en su acción como amaba a la literatura, y la comentaba con pasión, esta manera de vivirla compartirla hacia que pasara sus clases emocionado por lo que comentaba, lo que sacaba a relucir, lo que nos descubría saliendo de los textos de los escritores.

Esta actitud de amor por la literatura, no era compartido por otros compañeros de clase. Por que él era un profesor autoritario, con capacidad reflexiva, y humanidad.

Humanidad para saber relacionarse con los alumnos como personas, pues pude hablar con el, compartir mis textos que me los comentara, incluso realizar veladas literarias con otros amigos, casi emulando con humildad el club de los poetas muertos.

Mi pasión por la literatura con el tiempo se agotó, pero no la actitud de amor por la cultura, por saber que dicen las palabras detrás de sus grafías. Hace poco supe que abandonó su cuerpo material. Hecho que me llevó a recordar los momentos de la vida que compartí con el, con profundo respeto y agradecimiento a la vida.

Gracias por enseñarme a amar y entender la literatura por dentro. A veces , los grandes hombres són capaces de enseñar a través de su manera de vivir y entender las cosas, como una manera de entender el hecho humano desde un profundo respeto a la vida, y hacerlo sin palabras, hacerlo desde la pasión con que aman las cosas, desde la coherencia con uno mismo. y no desde el rol en el que la sociedad nos coloca.

Gracias sr.Ramón.